Entre 1702 y 1729 Lunéville se convirtió en la residencia preferida de Leopoldo, duque de Lorena. Gran admirador del Rey Sol, el duque le pidió a Germain Boffrand que le construyera su pequeño Versalles. Más tarde Estanislao I Leszczynski siguió embelleciendo en palacio, que por aquel entonces era conocido como el "palacio de las luces". A pesar del incendio de 2003, que destruyó irremediablemente parte de la historia artística del palacio, sigue acogiendo ciertos y exposiciones, además de constituir un agradable lugar de visita y un destacado espacio cultural.