Construido por Antonio Rinaldi para Catalina II en 1774, el pabellón Katalnaya Gorka ("de la colina deslizante") era uno de los entretenimientos de la corte. Su larga pendiente de más de 500 m permitía a Catalina la Grande y a su corte experimentar las "cosquillas" de las montañas rusas. La estructura de madera fue desmontada, pero el pabellón sigue luciendo una impresionante decoración interior, especialmente la sala de las Porcelanas, cubierta de estatuillas en porcelana de Meissen.