Arqueóloga e historiadora de arte, la marquesa de Maillé (1895-1972) fue la última propietaria de este palacio de arquitectura simple pero noble, edificado en 1754 y que ella misma se encargó de decorar con muy buen gusto. En los salones de la planta baja, el brillo de los conjuntos mobiliarios y decorativos se alía con los revestimientos de madera pintados, muy luminosos. Una bonita escalera sube a la 1a planta, donde dos estancias recuerdan la figura de la marquesa de Maillé. En el parque destaca el estanque del Espejo.