La fachada de la catedral está rematada con un magnífico rosetón y un espléndido friso con primorosa tracería. El campanil lo debemos a Marko Andrijić, uno de los mejores canteros de la isla (finales del s. XV). El interior custodia auténticos tesoros de arte sacro como, por ejemplo, un díptico de la Anunciación que se atribuye a Tintoretto o a su taller, el baldaquino gótico-renacentista del altar mayor decorado con un cuadro gótico de Tintoretto en el que están representados los tres santos patronos de la ciudad (1550) y la puerta gótica de la sacristía.