El casco histórico se aferra a la falda de la montaña ofreciendo a la admiración del visitante sus bellas casas porticadas y sus estrechas callejas. Alrededor de la iglesia de Sant Bertomeu, que llama la atención por la austeridad de su exterior, se conservan palacios góticos de gran interés, entre ellos el palacio Antoni Banyuls, en la calle Primicies, con un pequeño museo arqueológico en su interior.