Alsancak, progresivamente restaurado y peatonalizado, es uno de los pocos barrios de la ciudad que no sucumbió al incendio de 1922. En él se descubre una arquitectura burguesa de estilo otomano realmente refinada: coquetas casas en tonos pastel de una o dos plantas, con miradores y ventanas de guillotina dignas de las casas coloniales inglesas. Hoy, sus tiendas, bares, restaurantes y discotecas garantizan una animación siempre creciente.