Siga el sendero de interpretación que conduce a este anfiteatro mineral esculpido por las aguas del Têt. La naturaleza es una mágica arquitecta: el agua ha ido cavando la roca blanda hasta hacer surgir del suelo columnas coronadas con un conglomerado de guijarros más resistentes a la erosión. Destaca en particular la "Sibila", una imponente chimenea de hadas. Siga hacia el oeste, en dirección de Montalba. Un mirador permite abrazar con la mirada el sitio de los Órganos (site des Orgues) y, al fondo, Ille-sur-Têt.