Este templo budista declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco fue fundado al parecer en el s. IX, si bien su desarrollo tuvo lugar dos siglos más tarde, época en la que llegó a tener más de 40 edificios, gracias a la familia Fujiwara. Fue la rivalidad de esta poderosa familia con el sogún Minamoto la que causó la pérdida del templo, del que solo queda el Kyozo (sala del tesoro con los sutras) y el Konjiki-do. Este altar (s. XII) recubierto de pan de oro y nácar engastado es de un refinamiento inusitado. Otro hecho inusitado, cuatro generaciones de Fujiwara están enterradas por detrás de los pavos reales tallados del registro inferior del altar.