La opinión de la Guía Michelin
Creado artificialmente en el s. VIII sobre un brazo muerto del río Qiantang, el lago del Oeste tuvo un éxito inmediato: sus orillas e islas se llenaron de palacios, pagodas, templos, quioscos, paseos y jardines. Todo ello compone una preciosa estampa que se aprecia plenamente desde lo alto de la Colina Solitaria, que fue residencia imperial durante los ss. XVII y XVIII. Famoso por la suavidad de su clima y por la calidad de sus tés, el lugar es muy apreciado por los chinos.