Esta iglesia (1660-1725) nunca ha llegado a acabarse. El presbiterio, muy alargado está prolongado por una torre cuadrada. Las bóvedas y la cúpula dan gran majestuosidad al interior. Cuenta además con un rico mobiliario entre el que destacan los cuatro confesionarios donde alternan alegorías y personajes bíblicos, obra del escultor H.F. Verbruggen. Sobresalen también la sillería del coro (s. XVII), 15 cuadros de maestros flamencos (ss. XVII-XVIII) y la carpintería de la sacristía mayor (1763).