Las ruinas de este priorato agustino del s. XIII se levantan sobre una elevación del terreno junto al río Roe. En el cementerio que rodea la iglesia hay algunas tumbas antiguas, interesantes pero bastante dañadas. Las tiras de tela anudadas en las ramas de los arbustos que pueden verse a la derecha del cementerio son el testimonio de la persistente creencia en las virtudes milagrosas de una antigua muela de piedra que recoge el agua de lluvia y que aplicada sobre las verrugas las hace desaparecer.