Esta meseta asentada en un circo rodeado de montañas a 2.000 m de altitud merece el viaje tanto por las ruinas del reino Sanjaya que la salpican como por la misteriosa atmósfera que le confieren las brumas del amanecer... Hay que madrugar pues para descubrir estos ocho pequeños templos hinduistas (de los 200 que había originariamente), los más antiguos de Java consagrados a Shivá (ss. VII y VIII), así como los burbujeantes manantiales de agua caliente de Kawah Sikidang y el lago Telega Warna, de colores tornasolados.