Esta iglesia es una de las 14 que mandó construir Fernando III tras la reconquista de Córdoba, razón por la cual se las conoce con el nombre de fernandinas. Renunciando a toda búsqueda ornamental, la sobria fachada, partida por cuatro robustos contrafuertes, pone de realce la belleza y solidez de la piedra. La portada abocinada está decorada con molduras lisas ligeramente apuntadas características del estilo ojival primitivo. El rosetón fue remodelado y la torre reconstruida en el s. XVI.