La grieta del cráter del Papandayan (2.622 m) se percibe desde lejos comparable a una cicatriz que atravesara toda la ladera del volcán desde la terrible erupción de 1772. Saliendo del aparcamiento y caminando una media hora entre charcas en ebullición, humo y manchas de azufre se llega hasta el impresionante y amarillento cráter. Para culminar el Papandayan hay que andar otras 2 h. Para disfrutar de una vista despejada tendrá que madrugar y llegar antes de que las nubes emborronen el cielo.