Este edificio (1895) de Charles B. Atwood adelantado en varios años a su época se anticipó a los rascacielos de vidrio y acero de la Segunda Escuela de Chicago. Su fachada, ejemplo de las posibilidades que ofrecen las estructuras metálicas en la construcción, está recubierta casi por completo de vidrio y se adorna con pilastras y enjutas típicas de la ornamentación gótica. Reformado en 1999 para convertirse en hotel Burnham, todavía pueden verse las rejas de hierro forjado del primer ascensor y el mosaico de mármol que recubre el suelo del vestíbulo.