Obra maestra de Jean Aubert, las caballerizas son el monumento más noble que Chantilly heredó del s. XVIII. Su fachada más destacada es la que mira al prado, desde donde podrá apreciar plenamente su amplitud (186 m de longitud), grandiosidad y equilibrio, marcado éste por sus grandes ventanales. En tiempos de los príncipes de Condé 100 personas se encargaban del cuidado de 240 caballos y 500 perros.