Al sur de Montalcino, inmersa en un paisaje típicamente toscano, surge la abadía cisterciense de San Antimo entre olivos y cipreses. Este hermoso ejemplo de arquitectura románica, de inspiración borgoñona (la girola) y lombarda (el pórtico y las fachadas), posee un luminoso ábside, una girola de armoniosas proporciones, bellos frescos y capiteles atribuidos al maestro de Cabestany, escultor anónimo del s. XII.