La destilería, que se reconoce fácilmente gracias a sus kilns (chimeneas con forma de pagoda que sirven para secar la cebada germinada) podría remontarse al s. XIII. Lo que sí es seguro es que en 1608 el rey le acordó la autorización de fabricar whisky. Hoy la destilería pertenece a la compañía Irish Distillers. La visita -que concluye con una cata- nos desvela todos los secretos de fabricación del whisky.