La opinión de la Guía Michelin
Pesti Vigadó está considerado como uno de los mejores ejemplos del romanticismo húngaro. El palacio, construido entre 1859 y 1864 según los planos de Frigyes Feszl, fue concebido para albergar ceremonias de gala, conciertos, bailes y espectáculos. Una función que todavía desempeña y que hace de él una de las salas de mayor renombre de la ciudad. La fachada que da a la plaza presenta una sucesión de columnas rematadas con una corona y numerosas esculturas, lo que confiere al conjunto un aspecto bastante heteróclito.