Este enorme edificio moderno con forma de cruz construido en los años 60 se asienta sobre cuatro alas de vigas de acero, una técnica muy innovadora en la época. Su nombre está unido irremediablemente al de la UE: y es que fue el primer edificio europeo en Bruselas. Todo un símbolo que atrae como un imán a todo a tipo de manifestantes. Totalmente renovado (irreconocible para aquellos que contemplaron su aspecto anterior), alberga tras sus paneles amovibles una parte de los funcionarios de la Comisión Europea.