Esta magnífica muestra de transición románico-gótica fue erigida en el s. XIV por expreso deseo de Felipe de Anjou y su esposa Catalina de Valois. Una primorosa mampostería bicolor enaltece con sus juegos geométricos la fachada, presidida por un alero decorado con arquerías lombardas. En su interior custodia un ciclo de frescos de inspiración bizantina que sorprende por su tamaño y la delicadeza del colorido. Fíjese también en los cuatro registros del Juicio Final y el Árbol de la Cruz.