Como otros muchos edificios religiosos de la época, este pequeño monasterio del s. XVII lleva la marca de la renovación cultural emprendida por Constantin Brâncoveanu (en especial la incorporación del nártex) un siglo después. Su fundador, el príncipe valaco Matei Basarab (1632-1654), que se ilustró en la lucha contra los turcos, encontró aquí su última morada. Admire los bajorrelieves de su tumba, decorada con el blasón de Valaquia.