La opinión de la Guía Michelin
La antigua rectoría del monasterio, transformada en palacio a principios del s. XIX, fue el lugar al que se retiró definitivamente Guillermo II, último rey de Wurtemberg, cuando fue destituido en 1918. La visita merece la pena sobre todo por la sorprendente adaptación a la vida moderna de este conjunto neogótico: electricidad en todas las estancias, cocina "equipada", cuarto de baño con agua caliente corriente... La decoración muy kitsch, le suma encanto.