Un circuito balizado atraviesa la garriga hasta llegar a los vestigios de este antiguo monasterio troglodítico, entre ellos la capilla que alberga la tumba de san Román. La terraza de la abadía de San Román brinda bellas vistas del Ródano, Aviñón, el monte Ventoux y, en primer plano, Tarascón. Al volver a bajar se descubre una amplia sala y las celdas de los monjes, completando así un conjunto de cautivadora simplicidad.