La montaña de Montjuic, extensa zona verde por encima del puerto, es un auténtico pulmón para Barcelona, ofreciendo, además de sus museos, magníficas vistas de la ciudad. La transformación de esta montaña vino motivada por la Exposición Universal de 1929. Fue entonces cuando se ajardinaron sus laderas (según el proyecto del prestigioso jardinero francés Jean-Claude-Nicolas Forestier) y fueron construidos importantes edificios que habrían de ser rehabilitados para las Olimpiadas del 92.