Este auditorio, uno de los más importantes de Barcelona, fue construido entre 1905 y 1908 por Domènech i Montaner, siendo sin lugar a duda el símbolo más destacado de la identidad catalana de principios del s. XX y una de las obras maestras del modernismo. Tras el espectacular exterior, el interior destaca por su imponente cúpula invertida, auténtico prodigio decorativo. Un lujo de detalles insólitos salpica este sorprendente espacio de visita más que obligada.