La iglesia se levanta sobre los cimientos de un templo romano. El edificio actual, magnífico ejemplo de transición entre el románico y el gótico, se erigió durante los los ss. XIII y XIV. Las suntuosas portadas esculpidas se convirtieron posteriormente en modelos para toda la región. También destaca el campanil románico. En el interior, los frescos de Andrea de Litio (1450-1473) representan escenas de la vida de san Joaquín y la Virgen y dan muestra de una influencia gótica, en la que se aprecia un realismo que se inspira en la escuela toscana.