Entre los ss. XI y XIII, Ardara, por aquel entonces capital de la Juzgadoría de Torres, alcanzó una importancia relativa. Testigo de ello es la silueta oscura y maciza de la iglesia de Santa María del Reino surgiendo en la parte alta del casco viejo. Las delgadas pilastras de su fachada y una delicada ventana geminada por encima de la portada alegran un poco el edificio. El interior, no menos austero, alberga el magnífico retablo mayor de Ardara, un políptico de gran tamaño ejecutado por Giovanni Muru y su escuela a principios del s. XVI.