Un elegante paseo de eucaliptos lleva a la pagoda Co ("pagoda de la Cigüeñas"), así llamada por las nubes de ibis, cigüeñas y garzas que colonizan la charca cercana (y que vuelven al nido hacia las 5 de la tarde). La pagoda, del s. XIX, se alza en el centro del monasterio coronada por un tejado de teas de varias alturas y con las puntas en forma de pájaro. Sus paredes se adornan con ingenuos frescos del infierno, el panteón budista o de tema naturalista bajo la mirada de un enorme Buda sentado en la postura de los reyes jemeres.