Este apacible canal atravesado por pintorescos puentes debe su nombre a las numerosas fábricas de cerveza que se establecieron en la zona en los ss. XVII y XVIII. Los antiguos almacenes han sido primorosamente restaurados. Algunos presentan con orgullo el blasón de la ciudad o enarbolan el nombre de ciudades lejanas, recuerdo de las expediciones marítimas realizadas por los navegantes locales. Cerca del puente situado en la confluencia del Brouwersgracht con el Prinsengracht puede verse una preciosa casa con doble hastial escalonado que alberga hoy un café.