Frente al teatro romano se extendía la ciudadela, o djebel al-Qalaal, que durante el primer milenio antes de Cristo protegió entre sus murallas a la población de Filadelfia, nombre de la actual Ammán por aquel entonces. De aquella ciudad fortificada hoy no quedan sino algunos restos de las murallas exteriores, de un templo de Hércules edificado en el s. III, de una iglesia bizantina y de un antiguo palacio omeya del s. VIII. Al lado del templo, el Museo arqueológico de Ammán es imprescindible para conocer la historia del país.