Al este de Aix-en-Provence se alza la montaña de Santa Victoria o "la Santa", como se la conoce afectuosamente por estos lares. Su silueta es tan característica que se ha convertido en un símbolo de identidad para toda la Provenza. Fue inmortalizada por Cézanne que, con un trabajo incansable y casi místico de reflexión sobre su arte, representó una sesentena de veces la montaña que le obsesionaba.