Inmerso entre viñedos y cercado por una muralla jalonada de afiladas torrecillas, este castillo del s. XIII fue tomado y reconstruido por los berneses en el s. XV. Hoy, tras ser restaurado, alberga un museo de la Viña y el Vino que pone el foco en la interactividad y en estimular los sentidos con ayuda de juegos, adivinanzas y experimentos. El camino de ronda, cubierto, conserva hermosas pinturas polícromas de flores y frutos.