Esta meseta suspendida a 1.400 m de altura está salpicada por casas de madera gris desperdigadas entre los pastos de altura que le dan un aspecto muy pintoresco. Una telecabina lleva hasta este pueblo de pastores de casas tradicionales que se anima entre los meses de junio y septiembre. El valle, ligeramente ondulado, invita a disfrutar de un magnífico paseo amenizado por el tintineo de los cencerros de las vacas. Será también la ocasión de probar los productos locales: queso, cuajada y žganci, una especie de migas de harina.