Una estrella MICHELIN: una cocina de gran fineza. ¡Compensa pararse!
Productos de primera calidad, una evidente fineza en la elaboración, sabores marcados y una notable regularidad en la confección de los platos.
El chef Gregor Vračko, perfecto embajador de la excelencia gastronómica eslovena, apuesta por una especie de menú sorpresa en el que el comensal no sabe ni el número de platos que verá pasar por la mesa (si bien, el más largo tiene unos ocho). Un acto de fe no obstante obligado, en vista de la habilidad y desenvoltura con la que el cocinero se mueve entre la modernidad y la creatividad sin perder de vista la esencia local.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN