En un rincón de un pueblecito medieval, una torre del s. XII que da sombra a un muro de piedra tras el cual se esconde un delicioso mesón que gana en las distancias cortas. Su buena cocina tradicional no desentona con la atmósfera monástica del lugar, una sucesión de bóvedas y paredes de piedra.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN