Este singular restaurante, en plena Sierra de Albarracín, ocupa lo que otrora fue una fábrica de lanas, de ahí su nombre y su situación junto al cauce del Guadalaviar. El encanto del edificio es obvio, pues conserva la estructura original y se asienta en un tranquilo entorno natural donde hay... ¡hasta saltos de agua!En su elegante comedor, rústico-regional y con relajantes vistas al campo desde muchas mesas, podrá degustar las sabrosas elaboraciones de María José Meda, una mujer autodidacta que rompe los moldes de lo que se acostumbra a comer por estos lares. Desde la coherencia, la chef propone una cocina actual, con toques creativos, que ensalza los productos tanto de Teruel como de los bosques cercanos. También tienen 14 coquetas habitaciones, idóneas para... ¡una escapada romántica!