La aparición de este paralelepípedo de hormigón bruto y vidrio, al borde de un laguito en un polígono al norte de Estrasburgo, es cuando menos inesperada. Su interior, con luces modernas y cuadros contemporáneos, nos transporta hasta un loft a la última en el que degustar una cuidada cocina actual que cambia a menudo.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN