Una estrella MICHELIN: una cocina de gran fineza. ¡Compensa pararse!
Productos de primera calidad, una evidente fineza en la elaboración, sabores marcados y una notable regularidad en la confección de los platos.
El restaurante de la familia Kaiblinger es elegante –pero para nada estirado–, con alegres pinceladas de colores. Servicio encantador, platos expresivos con influencias tanto modernas como clásicas, siempre perfectamente equilibrados y buscando sorprender. Buena terraza en la parte trasera.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN