Pesados cortinajes que caen desde el techo ocultando las ventanas o dividiendo el espacio, un colorido falso techo hecho de postigos reciclados… Este selecto local del centro de Sacramento sabe ser rústico y refinado a partes iguales. Lo más probable es que se vea rodeado de clientes habituales que charlan con los atentos camareros y prueban los vinos que les sugieren maridar con la comida (muchos vinos se sirven por medias copas a la hora del almuerzo, muy popular entre el personal del Capitolio). La carta propone versiones creativas de platos de todo el mundo, incluida una ensalada de tomates de variedades antiguas perfectamente maduros y cuidadosamente escogidos, con rábano picado, puré de aguacate y un aliño de eneldo y ricota salada. El crujiente pollo frito al estilo sureño es un clásico de la casa… con razón.
Para acabar, la barra resulta un excelente lugar para relajarse y degustar cócteles elaborados con maestría, entre ellos ese aclamado gin tonic de la casa.
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