Si está visitando la vertiente oriental de los Pirineos, por la comarca del Alto Ampurdán, debe apuntarlo en su hoja de ruta, pues supone una gran opción para reponer fuerzas durante su viaje. Se encuentra en los bajos del hotel homónimo y sorprende por su juego de contrastes, tanto en lo estético como en lo gastronómico, pues los recios techos abovedados y las paredes en piedra encuentran el contrapunto perfecto en las lámparas de diseño y el mobiliario, de un blanco impoluto. La propuesta, de gusto regional y tradicional, se completa con... ¡algunos platos propios del lejano oriente!