Esta encantadora casa del s. XVIII situada en la parte alta del pueblo es un remanso de paz: insólito jardín en terrazas, trato familiar… Su chef, natural de las Cícladas, pone el foco en las verduras del huerto y en la cocina mediterránea. Cuando hace bueno, las vistas de la llanura de Lauragais y los Pirineos que ofrecen la veranda y la terraza son de impresión. Para poner el broche (musical), el chef toca la pianola al final de la comida.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN