En este coqueto chalé, en las laderas del Montcabrer (la "montaña mágica"), comprobarás la evolución de una casa familiar con más de 40 años de vida, algo que aquí reflejan acudiendo a la memoria gastronómica para narrar conceptos, emociones e historias a través de sus platos.El chef Kiko Moya, que complementa el servicio a la carta con dos menús degustación (Sabor y Saboer), huye de los excesos para ensalzar el terruño y hallar su esencia en la tradición... eso sí, sin descartar la creatividad y tomando como base el mejor producto de temporada de la zona. La cuidada propuesta, famosa por sus "arroces al cuadrado", una variante de arroz presentado en una bandeja de hierro rectangular y terminado al horno, siempre se ve resaltada por una excelente bodega. ¿Platos que nos han gustado? Tanto su Arroz de agua dulce, cangrejo azul y anguila como la sabrosa Potrota casera con pera asada, pues esta última es una receta rústica y rural pero perfectamente actualizada.