Nos encanta la variedad y la personalidad, por eso ha llamado nuestra atención este restaurante de estilo industrial y ambiente desenfadado donde todo gira en torno a los pescados, trabajados desde un formato informal, pero no por ello menos cuidado, como son las tapas. El local, en pleno barrio de Colegiales, resulta original y divertido al presentar una gran barra de acero construida a modo de andamiaje (las mesas son similares), unos coloristas murales que nos trasladan al mundo marino y, en el centro de la sala, una cámara de maduración que busca dar más sabor o nuevas texturas a algunas piezas con las que trabajan (chernias, lisas, besugos, anchoas de banco, abadejos, palometas...). ¿Qué pedir? Una entrada muy solicitada, y que merece la pena, es el Pan bao, langostinos en panko, mayo wasabi y pickles de uva, aunque también nos ha resultado original su Risotto de papa, pesca marinada y sésamo, ya que en él se sustituye el arroz por unos minúsculos trocitos de patata.