Quien se ha crecido entre los fogones de un restaurante familiar, supeditando su infancia a los ajetreos de cada servicio, suele enfrentarse a sentimientos encontrados. Pepe Solla es un ejemplo, por eso lleva la hostelería en las venas y reconoce que, según perfiló su vocación... "empezó a formar parte de la historia del Restaurante y él de la suya".El chef, que le debe el nombre y el amor por la gastronomía a su padre (logró la Estrella MICHELIN para "Casa Solla" en 1980), ha llevado el negocio familiar a cotas de excelencia apostando por la evolución y el sabor, otra de sus obsesiones, siempre con una cocina creativa de marcadas bases gallegas. Sus menús (Trasmallo y Piobardeira), muy vinculados a los productos del entorno y del mar, defienden la simplicidad y buscan desarrollar nuevos conceptos. Los domingos estivales está sorprendiendo con un evento culinario-musical en el jardín, una divertida propuesta que se inicia con un brunch y... ¡termina con música en vivo!