Si buscas una experiencia diferente, atrévete a hacer una excursión hasta esta cocina situada en un rústico paraje al sur de Oaxaca. Más de una vez te preguntarás si vas por el buen camino: solo sabrás que has llegado cuando veas un amplio cobertizo con un comedor al aire libre rodeado de plantas, árboles y objetos de barro. De la cocina, donde arden troncos que los cocineros mueven con las manos, emana un suave aroma ahumado. La oferta es tradicional: crujientes memelas, reconfortantes enmoladas y grandes tlayudas rellenas de queso local. Las excelentes salsas de la mesa ensalzan todo lo que tocan. Ni que decir tiene que esta experiencia al aire libre tiene mucho encanto, aunque también implica estar dispuesto a “compartir mesa” con los elementos.