Lo que más llama la atención de este restaurante, que podríamos definir como un teppanyaki occidental (la plancha es el epicentro gastronómico de todo), son los dos jovencísimos cocineros tras la propuesta (Miguel de Aguilar y João Kather), ambos bajo la tutela del MOM Culinary Institute pero con increíbles habilidades para su edad. El local, lleno a diario para saborear su carta (cambia semanalmente) o el menú omakase que depende de la misma, cuenta con una buena barra de estilo nipón y apuesta claramente por la cocina de mercado, fusionando en muchas ocasiones los sabores españoles con los asiáticos. ¿Platos interesantes? Nos ha gustado especialmente su combinación Vieira, crema de maíz y ajo negro.