Suelos de concreto, sillas de madera maciza con asientos de cuero tejido y paredes de ladrillo visto confieren a esta cafetería de La Condesa un innegable encanto que se ve potenciado por la calidez de su personal. Un local íntimo por su tamaño, pero con una cocina que sabe ser grande. Cafetería durante el día, al caer la noche cobra vida con los audaces e inesperados platos del chef Víctor Toriz, pensados para compartir. Desde las texturas hasta las combinaciones de sabores, todo nos habla de su arrolladora personalidad, la cual se encarna en platos como las uvas tatemadas con crème fraîche especiada. La col tatemada con puré de col caramelizada, aceite de nori, pasas asadas y encurtidas y granola casera es otro de los platos que te sorprenderán. De postre, la tarta con mousse de aguacate y helado de horchata resulta de lo más original.