Se halla a la entrada del casco antiguo y luce un nombre totalmente justificado; no en vano… ¡atesora una romántica terraza asomada a las imponentes arcadas del puente medieval! En sus salas, de cálido ambiente rústico y con profusión de piedra, ofrecen una carta de tinte tradicional (destacan platos para dos como el Solomillo de ternera al estilo Chateaubriand, con salsa de boletus, o su Txuleton de Angus de Mieres —en La Garrotxa—, reposado durante 30 días) y un menú, tipo ejecutivo, con platos a tu elección. ¡Servicio cercano y familiar!