Ver segundas marcas que semejen el nivel de las casas madre no es habitual; sin embargo, eso es lo que sucede en este increíble restaurante, con cuyo nombre se hace un guiño a la localidad desde donde Martín Berasategui ha sabido levantar su imperio culinario.Paolo Casagrande, alter ego del maestro donostiarra, interpreta los exquisitos platos de su mentor bajo su propio prisma, luciendo estos aún más por el vanguardista interiorismo del local (techos ondulados que simulan las olas del mar, etéreas lámparas que parecen medusas, tonos dorados...). La experiencia, con opción de carta y varios menús, se sublima cuando la vives en la "Mesa del chef", un espacio que permite ver el constante trabajo en los fogones a través de un gran ventanal. Un plato de autor que nos parece imprescindible es el Ravioli de crustáceos y su esencia, pues los delicados raviolis son cocinados al dente, tienen un relleno de bogavante azul realmente jugoso y son servidos con burrata y espuma de Champagne.